City



La ciudad inhala almas
y exhala ciudadanos
se define y se sostiene haciendo fotosíntesis
gracias al producto de su normativa.
Prueba fiel
de que es la presa la que hace a la bestia,
acá y en cualquier parte.

Que alguien me avise entonces si existimos
o somos sólo el juguete
de un vasallo de Dios
y no queda siquiera otra opción,
o un segundo capítulo
que emparde toda esta peste.

Unos tocan rock and roll,
otros
cantan hip hop en los vagones,
otros
le prenden velas a un youtuber
otros
estudian embriones de trabajos buenos.
Todos
hacen lo que pueden
con tal de no ver los rieles
sobre los que avanzan
o se quedan quietos por años.
Nadie retrocede,
retroceder es desandar,
y de lo desandado se puede escapar.
(Nadie escapa.)

El poder se percibe
en los que dicen que lo tienen
y en los niegan tenerlo.
Empresarios dueños de empleados bien formados
que hacen carteles y spots
para sembrar intereses
únicamente del mejor postor.
Un ‘spot’ es también una luz circular direccional
que ilumina sólo aquello que quiere hacer ver.

La manipulación que funciona
establece reglas
como un programa de entretenimientos,
quita sueños como un punguista.
Lleva en la sobaquera la crueldad con que un niño
arranca las patas a decenas de hormigas,
y se hace festejar en nombre de la capacidad de elegir.

Matías tiene 22 años
le dijeron:
pibe, vestite bien, sonreí,
vendeles esta tarjeta aunque no tengan para pagar después.
Convencelos.
Llegarán así tus comisiones.
Tus pequeños banquetes de libertad,
deliciosos segundos
para sacar la cabeza afuera del agua.
También vacaciones.

Nadie le dijo:
pibe, cuidado,
Los pobres de la calle
que mirás sin ver
salen del caño de escape
de tu nuevo celular.

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